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Foto del escritorElena Llodrá

Los "4 hojas"...




El 16 de noviembre del 2019, a mis 38 años y luego de haberlo buscado toda mi infancia, apareció un trébol de 4 hojas en la puerta de nuestra casa. Estaba en una esquina y tenía una hoja un poco mordida, recuerdo que pensé: “que pena que no esté entero, ¿querrá decir que a mi “suerte” le falta un pedacito?”. Fui la primera en verlo y mi emoción fue tan grande que no sabía si sacarlo o no, finalmente lo arranqué al día siguiente para subirlo a Instagram y aplastarlo dentro de un libro hasta que estuviera seco para poder enmarcarlo.


A la semana siguiente apareció otro trébol de 4 hojas en otro lugar de la casa (quiero aclarar este hecho para que entiendan que no venían de una misma planta genéticamente alterada) y a la semana subsiguiente aparecieron 3 más. En esta última camada se sumó un trébol de 4 hojas distinto, era de esos que tienen las hojas redondas y no cómo corazón.


Posterior a eso, no dejaron de aparecer fuera y dentro de la casa tréboles de 4, 5, 6 y hasta 7 hojas, se me aparecían a mi, a mi hija, a mi hijo y a mi marido. Actualmente nuestra colección suma más de 70 tréboles de más de 3 hojas; los primeros 11 fueron puestos en un marco, los siguientes 59 en un álbum de fotos, 3 más están aplastados en la carcasa de mi celular, otros 5 fueron regalados a personas queridas que pasaban por momentos difíciles y muchos otros fueron olvidados dentro de libros y caen cuando nos disponemos a leer su escondite.


Me atrevo a decir que nuestra “suerte” no cambió, nos seguimos sintiendo lo igualmente afortunados que nos sentíamos antes de la aparición de estos amiguitos verdes. No ganamos ningún juego de azar (valía la pena intentarlo) y tampoco nos hizo inmunes a la pandemia y a sus efectos… Entonces ¿cuál era el mensaje de la Pachamama, nuestros Guías Espirituales o (en nuestro caso) Dios? Esta pregunta me dio vueltas en la cabeza durante 4 años, no lograba entender por qué necesitábamos más de 70 amuletos de la buena “suerte”.


El pasado 2 de noviembre una charla de neurodiversidad* me llevó a visualizar a los tréboles de cuatro hojas sacándose una para poder encajar, para que no los arrancáramos de su entorno y los escondiéramos en libros. Después de ese momento, mi visión sobre los tréboles y la “suerte” cambió; cuando miro la colección veo a niños, niñas, jóvenes y adultos neurodivergentes, con movilidad reducida, con alguna condición de discapacidad o con necesidades de aprendizaje especiales, marchitos y aislados.


Los tréboles de 4 hojas han existido siempre, son NORMALES y no son tan escasos ni tan singulares como creímos, pero son minoría. Lo mismo pasa con las personas, las mayorías hacemos las leyes y las votamos a favor porque ganamos en número. Imponemos juicios sociales y culturales como el atributo de “suerte” que le costó la vida a los más de 70 tréboles de esta historia. Ahora me arrepiento de haberlos arrancado, siento que nos dejamos llevar por un valor que les fue impuesto culturalmente a estas plantitas, por eso dejé en su lugar los 2 últimos tréboles de 4 hojas que aparecieron en el jardín, me costó muchísimo no sacarlos… Espero poder hacer lo mismo con las personas de 4 o más hojas.


Elena Llodrá


*No puedo dejar de recomendar la charla;

  • Neurodiversidad en positivo, entendiendo el autismo en el entorno escolar.

  • Tatiana Luis, fundadora de Autismo en positivo.

  • Instagram: @autismoenpositivo



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